Hay algunos gestos de consumo responsable que he incorporado a mi rutina o que hacía antiguamente y vuelvo a hacer ahora. Uno es comprar productos locales siempre que sea posible: para apoyar la economía local, bajar contaminación por transporte, reducir consumo de energías no renovables, evitar intermediarios etc. Es muy sencillo, si siempre compras productos de fuera porque son más baratos llegará un momento en que no habrá ningún producto de aquí. Todo será importado. En ese momento es cuando dejarán de ser baratos para poner los precios que quieran.
Como los pimientos asados nacionales son escasos y su producción es cara los que me gustan no me los puedo permitir tan a menudo como me gustaría, así que los hago yo misma en casa. Si, es un poco engorroso pero es lo que tiene la economía punk casera, lo que no se gasta una en dinero se lo tiene que currar.
En mi mercado hay varios tipos de pimientos que se pueden asar, de piquillo, de pico, morrones, lamuyo... normalmente uso los lamuyo que hay todo el año. Otros son más finos, pero estos son más carnosos y rinden más.
Ingredientes
Pimientos lavados (los que te quepan, ya que enciendes el horno, amortizarlo)
Aceite de oliva y sal
Se ponen directamente en el horno a 180º arriba y abajo, con un chorrito mínimo de aceite y una pizca de sal y se van girando según se les vaya tostando la piel. Cuando ya hayan tostado y la piel de cada lado esté negra, se sacan, a esta temperatura baja al mismo tiempo que se tuestan se están asando.
Hay quien primero los tuesta al grill a 250º y después de que estén tostados los mete en papel de aluminio individualmente y los sigue asando en papillote a 160-180º otro rato, pero el resultado es similar y así de una, dan menos trabajo.
A los diez minutos que ya se habrán puesto más suaves las pieles, se prepara una tabla, un bol con agua muy fría, otro plato donde vamos a ir poniendo los pimientos limpios y otro cacharrito para las pieles y las semillas.
Quitamos el film del bol y sobre la tabla, con la mano, sin esfuerzo vamos a sacar las pieles. Salen solas. Como todavía estarán calientes tenemos un bol con agua fría para meter los dedos y no quemarnos. Si quedara alguna semilla en los pimientos con los dedos mojados salen muy fácilmente, las arrastramos hacia abajo sobre el bol.
Una vez tengamos todos nuestros pimientos pelados, colamos el jugo de los pimientos que haya quedado en el bol donde los tuvimos filmados y se pone en un cazo a reducir (para que se concentren los sabores y quede un poco más espeso).
Se sirven sobre un plato y se echa un poco del jugo reducido, un chorrito de aceite de oliva extra virgen y una pizca de sal. Se puede añadir unas gotas de vinagre, unos ajos laminados, un pizca de tomillo o romero, unas migas de escabeche... se pueden embotar o congelar ý en un tupper en la nevera cubiertos con un poco de aceite de oliva duran fácilmente tres o cuatro días.
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