Los huevos escalfados quedan con la yema líquida y la clara sólida. Se pueden hacer de huevos de gallina pero éstos los hice de huevos de codorniz. El método es exactamente igual, pero los huevos de codorniz quedan muy aparentes para decorar con ellos.
Son muy fáciles de hacer, necesitaremos que los huevos estén a temperatura ambiente porque sino se les desparrama la yema al abrirlos y no quedan bien, así hay que sacarlos de la nevera un par de horas antes de empezar a hacerlos. Si son de gallina, con uno por persona bastaría, pero si son de codorniz, al ser tan pequeños, calculé tres o cuatro por persona. Los de gallina se hierven 3/4 minutos pero los de codorniz con un minuto tienen suficiente.
Para presentarlos les añadí un poco de pimentón dulce y unas gotas de aceite de oliva, pero si se quiere se pueden tomar sin nada de grasa, haciendo del escalfado una técnica apropiada para las dietas blandas. El aceite de oliva que usé es Manzanilla Cacereña, que me encanta porque tiene un toque dulce y afrutado a manzana verde, que queda muy rico para tomar así, en crudo.
Ingredientes
Huevos (de gallina o de codorniz)
Un chorro de vinagre (10% del agua aproximadamente)
Agua
Sal, aceite de oliva y pimentón para decorar
Lo primero que se hace es poner un cazo a hervir, una vez que hierve a borbotones se le echa un chorrito de vinagre (no hace falta que sea uno bueno, cualquiera vale), esto es para que ayude la clara a rodear la yema. Ahora no se sala, se echa después la sal.
Mientras habremos cascado uno a uno los huevitos de codorniz, que como son tan pequeños es un poco trabajoso. Para que las cascaritas no entren al huevo, lo pinchamos y con la punta de un cuchillo pequeño vamos sacando hacia afuera la cáscara a la par que la rompemos. En este video se entiende mejor, aunque se me coló de fondo la tele.
Con una varilla, removemos el agua en dirección de las agujas del reloj hasta formar un remolino.
Ese remolino es el que hará que los huevos no se peguen unos a otros.
Ahora echamos los huevos que tenemos sin cáscara en un bol, todos juntitos, los echamos suavemente, uno a uno.
Al cabo de un minuto, se sacan con una espumadera y se ponen en un plato con una servilleta de papel o un papel de cocina absorbente, para que pierdan el agua que tengan.
Una vez secos, se les quitan los "hilos de clara" que puedan estar feos con un cuchillo y cuidado. Se cambian a otro plato y se les echa por encima la sal, una pizca de pimentón dulce (o picante si se prefiere) y unas gotas de aceite.
Listos para adornar un pisto, una ensalada, un tartar, una tostada de paté o queso, un canapé e incluso porqué no una sopa.
Seria genial en una tostada con ajo al horno, te aviso el resultado, Gracias.
ReplyDeletePues sí que sería una buena combinación...ya me contarás!
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