El pan de queso hecho con almidón de yuca se toma en Ecuador con yogurt líquido (licuado con fruta del país: naranjilla, guayaba, guanábana etc.), y también se come mucho en Brasil. Estos pancitos son deliciosos, por dentro no tienen la miga como el pan de trigo sino que son como "chiclosos", se toman recién hechos, en casa a veces nos quemamos por las prisas, ya que están mejor calientes.
Este verano en un patio de comidas en Guayaquil nos tomamos estos panes de yuca con yogurt de mora, qué rico!
Así que cuando aquí nos entra la nostalgia, los hacemos en casa y tan ricamente. El único ingrediente un poco más lioso de encontrar es el almidón de yuca o polvilho azedo (pronúnciese polvillo acedo), ojo que también hay polvilho doce, es decir, dulce, pero en cualquier comercio latino lo tienen, en el Mercado de Maravillas, en el Mercado de los Mostenses, casi en cualquier lado...
Este almidón de yuca es un polvo muy muy fino, como la maicena y es la base de la receta.
Ingredientes
500 gr. de almidón de yuca Yoki. De venta en tiendas latinas.
400 gr. de queso fresco tipo latino. Yo utilicé un queso fresco de 250 gr. y 150 gr. de queso rallado especial para gratinar.
100 ml. de aceite de girasol
200 ml. de leche
2 huevos batidos
1/2 cucharadita de sal (ojo, si el queso es muy salado, menos)
1 cucharadirta de polvo de hornear Royal (1/2 sobre)
En un bol grande echamos los ingredientes secos: el almidón de yuca, la sal y el polvo Royal, lo mezclamos bien.
Desmenuzamos el queso latino con las manos, para que quede granuloso.
En otro recipiente mezclamos todos los ingredientes húmedos, los huevos batidos, la leche y el aceite. Y se lo añadimos todo al queso desmenuzado. Lo mezclamos y agregamos el queso rallado. Seguimos mezclando hasta que esté todo integrado.
Ahora tenemos lo seco por un lado y lo húmedo por otro. Pues lo juntamos todo y lo vamos amasando con la mano. Este paso es un poco desagradable, ahí con la manaza, todo blando. Me imagino que los que tengan robot de cocina lo pueden hacer a máquina.
Parece que nunca se va a amasar, pero tranquilos, que llega un momento que ya está todo amasado y compacto.
Se enciende el horno a 210º para que se vaya calentando y dejamos la masa tapada con un paño, en un lugar tranquilo, como un armario sin corrientes ni luz, para que fermente durante 10 minutos y después formamos las bolitas, a mí me salieron 60 bolitas, hay que hacerlas más pequeñas que una albóndiga, del tamaño de una aceituna gordal o un poquito más.
En este paso es cuando separé unas cuantas para congelarlas, las puse en una bandeja forrada de papel de aluminio, separadas unas de otras para que no se pegaran y las metí en el congelador. A la hora, cuando ya estaban un poco duras, las quité de esa bandeja y las metí en una bolsa de congelar, puesto que ya congeladas no se pegan unas con otras. Así tienes para dos días si es que no sois muchos en casa.
Cuando el horno ya se ha calentado, se meten. Vigílalas porque se hacen enseguida, en unos 12 minutos aproximadamente. Se comen templadas.
Se pueden rellenar con jamón o paté, pero en casa nos las comemos tal cual, calculad mínimo 6 por persona, aunque sé de algunos que se pueden comer hasta 12 de una sentada.
210 grados C o F???
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