En mi casa, lo confieso, nos gusta el kétchup. No como a esa gente que se lo echa absolutamente a todo (que les invitas a una merluza y van y le echan kétchup y tu les matabas), pero con patatas fritas y/o hamburguesas, sí que nos gusta. Como estamos en plan DIY, me he animado a hacerlo, bueno y también porque tengo muchos tomates del minihuerto y tengo que darles salida como sea!
Ingredientes (salen dos botes pequeños)
1.5 kg tomates maduros
2 o 3 cebollas
1 vaso de vinagre de manzana
2 cucharadas de panela molida
1 palo de canela
1 hoja de laurel
1 ajo
1 cucharada de pimienta olor/de Jamaica/allspice
1 cucharada de pimientas variadas en grano
1 cucharada de semillas de cilantro
1 cucharada de mostaza en polvo
1 cucharada de clavos
Aceite para freír y sal al gusto
Se pelan y se pican las cebollas y se ponen a rehogar en una sartén con tres o cuatro cucharadas de aceite y una pizca de sal, se pochan hasta que la cebolla caramelice y tome color dorado. Que no se llegue a quemar pero por poco.
Mientras, lavamos y descorazonamos los tomates y los partimos en cuatro trozos cada uno. Se lo añadimos a la cebolla caramelizada, se echa otra pizca de sal y dos cucharadas soperas de panela molida.
En una muselina colocamos todas las especias y hacemos un atadillo, que atamos con un cordel al mango de la sartén para que no se nos "pierda". Añadimos el vinagre y bajamos el fuego.
Se deja consumiendo hasta que tenga una consistencia espesa y al meter una cuchara de madera y moverla podamos ver el fondo. Se pasa por el pasapurés (no por la batidora que se queda muy clarito) y se embota. Como se reduce tanto sólo han salido dos botes pequeños así que no lo he esterilizado, uno directo a la nevera para comérselo esta misma semana y el otro al congelador.
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